Michael Klare
La guerra en Irak ha reconfigurado de muchas maneras el panorama geopolítico global, algunas no serán aparentes por muchos años, quizás por décadas. La guerra ciertamente ha alterado las relaciones de EEUU con Europa y el Medio Oriente. Pero su impacto va más allá. Más que nada, la guerra revela que el nuevo eje central de la competencia mundial es el área sur central de Eurasia.
El término “geopolítica” pareciera al principio venir de otra era, de fines del siglo XIX. Por geopolítica o competencia geopolítica quiero significar la contienda entre grandes poderes y aspirantes a ser grandes poderes por controlar territorios, recursos y posiciones geográficas importantes, tales como puertos, canales, sistemas de ríos, oasis, y otras fuentes de riqueza e influencia. Si usted mira hacia atrás, se encontrará con que tal tipo de enfrentamientos ha sido la fuerza dirigente en la política mundial y especialmente del conflicto mundial en gran parte de los siglos recientes.
La Geopolítica fue también una ideología a fines del siglo XIX y comienzos del XX-un conjunto auto-consciente de creencias que guiaban la acción de líderes y elites de las grandes potencias. Era el pensamiento detrás del imperialismo del período, la lógica para la adquisición de colonias con específicas localizaciones geográficas. Los incidentes que llevaron a la Primera Guerra provienen de este modo de pensar, tal como en el incidente de Fashoda (1898) sobre las fuentes del Nilo, que casi llevó a un conflicto entre la Tercera República francesa y la Inglaterra victoriana.
En el caso de los EEUU, llegó a ser la forma de pensamiento dominante en los tiempos de Teddy Roosevelt, y condujo muy conscientemente a la decisión de Roosevelt y sus asociados de hacer de EEUU un imperio. Este fue un proyecto consciente. No fue un accidente. La guerra con España fue un dispositivo intencional por el que EEUU adquiría un imperio. La guerra hispano-americana y la ocupación de las Filipinas fueron seguidas rápidamente por la toma de Panamá, abiertamente justificada por la ideología geopolítica. Para ver cuan auto-consciente era este proceso, recomiendo leer el libro de Warren Zimmermann,First Great Triumph (New York: Farrar, Straus and Giroux, 2002). Son sorprendentes los paralelos con el momento actual.
Después, la ideología geopolítica fue apropiada por Hitler y Mussolini y por los militaristas japoneses, para explicar y justificar su conducta expansionista. Y fue esta conducta expansionista -que amenazó a los intereses geopolíticos de potencias opuestas-lo que llevó a la Segunda Guerra Mundial, no las políticas internas de Alemania, Italia o Japón.
Durante la Guerra Fría esta ideología desapareció en algún grado, a favor de un modelo de competencia ideológica. Esto es, la ideología geopolítica aparecía como inconsistente con justificaciones elaboradas (en que figuraban ampliamente puntos como la “democracia” y “libertad”) para intervenciones en el tercer mundo.
Demos un paso atrás, por un momento, y regresemos al pensamiento geopolítico clásico de la primera parte del último siglo, particularmente los puntos de vista de Sir Laford Mackinder, de Gran Bretaña. En esta perspectiva se sostenía que Eurasia era la parte más importante -“the heartland”--- del mundo civilizado, y quien quiera que controlara esta “heartland”, por definición controlaba al resto del mundo, por la concentración que había allí de población, recursos, poder industrial. En el pensamiento geopolítico clásico, la política mundial es esencialmente una lucha por quién controla el corazón de Eurasia.
La estrategia de dominio global que perciben los estrategos geopolíticos de principios del siglo XX era el control del “rimland” (las cuencas, los bordes) de Eurasia -esto es, Europa Occidental, la Cuenca del Pacífico y el Medio Oriente-y con esto, contener cualquier emergencia de una potencia en la zona decisiva (la heartland). Después de la Segunda Guerra, los EEU determinó que de facto mantendría presencia militar permanente en todos los bordes de Eurasia. Esto es lo que se llamó “estrategia de contención”. Y fue este punto de vista el que llevó a la formación de la OTAN, del Plan Marshall, la ASEAN, el CENTO y las alianzas militares con Japón y Taiwán. En el transcurso de la mayor parte del tiempo desde la Segunda Guerra Mundial, el foco estuvo en los extremos este y oeste de Eurasia-Europa y el Lejano Oriente.
Lo que está pasando ahora, creo, es que las elites de EEUU han concluido que las “rimlands” de Eurasia. Las del del Asia del Este y la Europea, están bien aseguradas en manos americanas o que son menos importantes, o algo de las dos. El nuevo centro de competencia geopolítica, como lo ven, está en la zona Sur-Centro de Eurasia, comprendiendo el área del Golfo Pérsico, que posee los dos tercios de la riqueza mundial de petróleo, la cuenca del Mar Caspio, que posee una fuerte proporción de lo que sobra, y los países del Asia Central. Este es el nuevo centro de conflicto y lucha mundial, y la administración Bush está decidida a que los EEUU controle y domine esta área crítica.
Es importante anotar que este es un proceso que comenzó antes del 11/9. El 11 de Septiembre dio un empujón a este proceso y produjo un mandato popular, pero esto fue enteramente casual, desde el punto de vista de los estrategos norteamericanos. Fue el Presidente Clinton quien inició el establecimiento de lazos militares con Kazajstán, Uzbekistán, Georgia y Azerbaiyán, y quien construyó la capacidad de EEUU para intervenir en el Golfo Pérsico y el área del Mar Caspio. La victoria militar en Irak no fue la victoria de Wolfowitz y Rumsfeld, fue Clinton quien hizo esta victoria posible.
Pero, ¿por qué específicamente ahora el área de Golfo Pérsico/Mar Caspio? En parte, esto es así porque aquí están localizadas las mayores reservas de petróleo-aproximadamente el 70 % de las reservas conocidas. Y usted tiene que pensar en el petróleo no justamente como fuente de energía -aunque esto es importante-sino como fuente de poder. Como lo ven los estrategos de EEUU, quien quiera que controle el petróleo del Golfo Pérsico, controla la economía del mundo y, con ello, tiene la última palabra frente a todos los poderes competidores.
En diez años más, se espera que China sea totalmente dependiente del petróleo de las áreas del Golfo Pérsico y del Mar Caspio. Ese es el petróleo que necesita para sostener su crecimiento. Europa, Japón y Corea del Sur estarán más o menos en la misma posición. El control sobre el grifo del petróleo pudiera parecer una caricatura, pero es la imagen que ha motivado a la política de EEUU desde el fin de la Guerra Fría, y ha ganado todavía más prominencia en la administración Bush-Cheney.
Creo que estamos en los comienzo de una nueva Guerra Fría en el Centro sur de Eurasia, con muchas posibilidades para crisis y explosiones, pues en ninguna otra parte del mundo están Rusia y China tan directamente comprometidas y apoyando grupos y regímenes que se oponen a EEUU. Aún en el climax de la Guerra Fría, nunca hubo algo comparable a esto. Las tropas americanas se quedarán ahí por largo tiempo, con un alto riesgo de violentos encuentros y el potencial de grandes sufrimientos humanos. ¡Pareciera entonces que el movimiento por la paz internacional y en EEUU tiene por delante bastante trabajo!
* Trad.F.García para Globalización, Revista de Economía,Sociedad y Cultura